Me cautivo desde el minuto
cero. Sus calles empedradas engalanadas para la ocasión como si retrocediéramos
a los años 40.En aquella ocasión lo disfrute mucho pero tenía claro que tenía
que volver y este ha sido el año de mi vuelta.
A pesar de la lluvia, propia
del norte y de la época, no faltamos a la cita. Una vez mas pude darme cuenta
que todo el pueblo se vuelca con la celebración, ataviados con ropas de antaño,
calzando madreñas y con la mejor de sus sonrisas y calidez, te reciben en este
pueblo que para mi ya esta señalado en Rojo en el mapa gastronómico.
La reina del evento es la
alubia, roja oscura, casi negra diría yo. Puestos y más puestos donde venden
esta alubia “morenita“ cogida hace unos días en las huertas del municipio.
Pero también tienen su
protagonismo el resto de productos de la huerta como las cebollas, los ajos,
pimientos, calabazas…no faltan tampoco los puestos de nueces y castañas o los
diversos quesucos cántabros, las anchoas, los licores de mil sabores, y como no
los productos derivados del cerdo, lomos, chorizos, morcillas… sin duda es
imposible ir sin llenarse de cosas deliciosas.
La artesanía también tiene un
hueco en esta feria, por ello se ven los artesanos de la madera haciendo sus
creaciones con las herramientas de antes, al herrero, a los ganaderos con sus
vacas…las paisanucas en las entradas de la casa cosiendo o limpiando maíz…
Caminar y caminar por las
calles de Casar de Periedo, llenas del colorido de la huerta, de gente, de
folclore, hace que el estomago te pida un alto en el camino y nada como
degustar el riquísimo cocido montañes que desde el punto de la mañana preparan
un nutrido grupo de voluntarios lugareños. La degustación cuesta 3 € y consiste
en el pote de barro con el cocido montañes, un bollo de pan, un postre lácteo y
los cubiertos.
Sin duda os recomiendo que viváis
al menos una vez esta feria, que sintáis el calor de su gente y que probéis sus
riquísimos productos.
Prueba de mi visita este año además
puede verse en la portada del día siguiente en el Diario Montañes, donde nos “cazaron”
degustando en familia, miembro de 4 patas incluido, el riquísimo Cocido
montañes.
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